A veces percibimos detalles perturbadores y aunque no resulta muy grato debemos buscar de donde provienen. Este fue el caso de un cierto clima de confusión, que advertimos estaba influyendo a la congregación.
Buscando el origen llegamos hasta un grupo de hermanas que se reunían habitualmente luego de los cultos. Una de ellas, se preguntaba que significaba haber aceptado a Jesús y su actitud generaba incertidumbre.
Conversamos con la hermana. Ella explicó que cuando se convirtió pensó que tendría una nueva vida, libre de las circunstancias que la estaban agobiando, como ocurría antes de la campaña evangelística en el parque.
Si sigue siendo la misma, no podemos responsabilizar a Jesús por eso. Y si no es Jesús, quién es, dijo ella. Le respondimos: Nacer de nuevo, significa abandonar toda la carga de nuestro pasado y comenzar a recorrer un nuevo camino.
Ella preguntó: Pero y donde queda mi pasado? Queda junto a la mujer que murió para que pudiera nacer una nueva. No puede haber una vida nueva, si seguimos viviendo anclados en el pasado.
La hermana estuvo bastante apartada, pero un domingo llegó con una noticia: He comprendido porque soy una mujer nueva y ahora sé porqué Jesús es mi Salvador y me esforzaré para vivir de otra manera!
Santiago 1:4-5
Diego Acosta García
Música: Neide Ferreira
