CRISTO Y EL ORGULLO GAY
Un tiempo después de que el Tribunal Supremo de los Estados Unidos dictaminó sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, hubo una respuesta contundente.
Un rabino mesiánico advirtió que quienes se rebelan contra Dios, abren la instancia para que el propio Dios imponga su castigo por esa actitud.
Es decir: Si hay rebelión contra Dios, se inicia el proceso para que el Juicio se Dios se aplique sobre esos hechos.
Fue una advertencia al país, para que estuvieran en conocimiento que por haber legislado contra lo que Dios ha establecido, se abría para Estados Unidos el proceso que lo llevaría al Juicio del Eterno.
Así de categóricas son las cosas de Dios.
En estos días también ha habido expresiones relacionadas con el llamado el orgullo gay. No solo fueron permitidos sino que además contaron con la presencia de autoridades de todos los niveles, en lo que podríamos llamar una oportunista participación en actos que deberían estar prohibidos.
Además se contraponen con las abrumadoras objeciones que se plantean cuando los organizadores no son homosexuales, sino organizaciones protestantes.
Frente a estos hechos podríamos reflexionar acerca de lo que fue el Ministerio Terrenal de Jesús.
Él no vino a buscar a los justos sino a los pecadores. No vino a buscar a los ricos sino a los pobres. No vino a identificarse con los poderosos, sino con los humildes, con los despreciados.
Del mismo modo recordó las enseñanzas del Padre: Debemos buscar la Santidad del Supremo para oponerla frente a toda forma humana de pecado.
Por eso Jesús afirmó que no había venido a juzgar al mundo sino a salvarlo, pero que eran sus palabras las que juzgarían al mundo.
Que Palabras?
Las que se oponen al pecado en cualquiera de sus formas. Nunca olvidemos que debemos amar a los pecadores, para ayudar a redimirlos, para ayudar con el Amor que predicó Jesús, que se vuelvan de sus malos hechos.
No es la prédica de Jesús la que debe amoldarse a la sociedad de nuestros tiempos. Es la sociedad de estos tiempos y de todos los tiempos, la que debe seguir la prédica de Jesús.
Cuando hablemos de Dios seamos precisos y categóricos.
Es verdad que ama a los pecadores. Pero seamos sinceros con nosotros mismos: También Dios odia al pecado.
Cristo y el orgullo gay, son opuestos, como lo son la Santidad y el pecado!
Diego Acosta