Nabucodonosor I rey de Babilonia es protagonista en la Biblia de varios momentos muy importantes vinculados con Israel y más precisamente con Jerusalén.
Bajo su reinado se produjeron trascendentales momentos de la historia del Pueblo de Dios, entre ellos la destrucción de la Ciudad Santa.
Pero además de todo esto, es importante destacar la intención del rey babilónico, de intentar hacer desaparecer la identidad de los judíos a los que había tomado cautivos.
Entre ellos Daniel y sus amigos, que fueron considerados dignos de estar en la corte de los caldeos. El jefe de los eunucos recibió entre otras, la orden de cambiarle el nombre a aquellos judíos que habían sido arrancados de su tierra.
Por qué se les cambió el nombre?
Para que no hicieran Memoria de su identidad como judíos!
Podemos imaginarnos la situación con relativa facilidad, porque miles de años después, es una situación muy similar a la que vivimos quienes nos consideramos coherederos de las promesas que recibió Abraham.
Acaso no se busca que cada día tengamos más parecido con el mundo, que con el modelo que estableció Jesús para los hombres?
Acaso no se busca que nuestras costumbres sean cada vez más parecidas a las de la sociedad en la que vivimos?
Acaso no se pretende hacer perder a la Iglesia de Jesús sus auténticos fundamentos?
Si al profeta Daniel se lo llamó Beltsasar, como se nos intentará llamar a cada uno de nosotros?
Nuestra identidad como hijos de Dios la debemos mantener como lo hizo Daniel: Siendo fiel hasta sus últimas consecuencias a los mandatos de Dios!
Daniel 1:6-8
Diego Acosta / Neide Ferreira
