CUANDO NOS ASUSTAMOS

La mayoría de nosotros vive más o menos apaciblemente, sin tener mayores complicaciones que las que son propias de personas que viven en el mundo, adecuándose a sus normas.

Esta forma de vivir más o menos placentera nos coloca en una situación de tibieza frente a Dios, en las cuestiones relacionadas con la Iglesia y con relación a nuestro compromiso con la Gran Comisión.

Así vivimos muchos de nosotros, en esa ambigüedad tan peligrosa, que lentamente nos va alejando de Dios, de sus promesas y también de nuestras obligaciones.

Pero un día nos asustamos! Ocurre algo inesperado que modifica radicalmente esa vida más o menos acomodada que llevamos y caemos en una situación completamente nueva.

Estamos asustados, no comprendemos bien que es lo que nos pasa y como se ha alterado esa vida tranquila, que es verdad que se tornaba rutinaria, pero también nos tranquilizaba.

Ese susto inesperado modifica todo aquello que nos daba esa sensación de que a pesar de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, nuestra burbuja nos protege.

No estábamos preparados para que algo inesperado nos asustara, nos hiciera perder la paz y llegáramos rápidamente a la conclusión que del susto pasamos al miedo.

Los sustos en nuestra vida de creyentes, se originan en que hemos puesto nuestra confianza en las cosas del mundo y en la seguridad que el mundo nos puede dar. Alcemos nuestra mirada y solamente confiemos en el Señor.

Job 4:6
Diego Acosta García

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