DECISIÓN

Hay personas que afrontan la toma de decisiones con una gran tranquilidad y hasta con osadía. Otras en cambio dudan y hasta se enferman por tener que adoptar una actitud.

Entre esos dos grandes grupos nos debatimos la mayoría de los seres humanos, tratando de lograr que los aciertos superen a los errores, diferencia que marca de manera definitiva el rumbo de nuestra vida.

Pero si enfocamos esta cuestión desde la perspectiva espiritual advertiremos que hay grande2también dos posibilidades, aunque de diferente contenido pero siempre dejando margen para dos clases de posturas.

Estamos quienes creemos que somos capaces de decidir y están los que son más sabios y confían en lo que Dios decide. En otras palabras: Hay quienes ocupamos el lugar de Dios y hay quienes hacen lo contrario.

Es innata a la condición humana la tendencia a decidir a veces con vehemencia que es lo mejor para nuestra vida. En estos casos nos olvidamos de quién es el Soberano sobre todas las cosas.

Nos olvidamos también las enseñanzas bíblicas que nos alientan a esperar con confianza en aquello que el Eterno ya ha decidido y que conoceremos en el momento perfecto.

Pero esa espera debe ser acompañada de una actitud de disposición para obrar en el momento mismo en el que conozcamos la decisión del Señor. Dejemos que obre soberanamente y no tratemos de ocupar su lugar.

Hechos 4:23-25
Diego Acosta García

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