DEVOCIONAL
El simple gesto de levantar la voz frente a quienes actúan incorrectamente con otra persona, es más que suficiente para poner fin a situaciones desagradables y potencialmente peligrosas.
La cuestión es, actuar en el momento preciso y sobre todo, no tener miedo a las consecuencias que pueda tener una actitud que denota convicción en las creencias personales.
Lo que comento lo pude comprobar en un incidente público, cuando una mujer salió en defensa de otra mujer, que en este caso era extranjera, que estaba siendo cobardemente acosada por tres hombres, también extranjeros.
La firmeza de la mujer, puso término a una situación denigrante y me quedé sorprendido, por cuanto pese a su juventud había sabido obrar con valentía y también con suma educación.
Esto me hizo recordar al prójimo del que habló Jesús. Quién es el prójimo? En este caso la mujer acosada y la que obró con Misericordia, la joven que salió en su auxilio. Un ejemplo para todos, incluyéndome, naturalmente.
Éxodo 2:13
Al día siguiente salió y vio a dos hebreos que reñían;
entonces dijo al que maltrataba al otro:
¿Por qué golpeas a tu prójimo?
Êxodo 2:13
E tornou a sair no dia seguinte,
e eis que dois varões hebreus contendiam;
e disse ao injusto: Por que feres o teu próximo?
Diego Acosta / Neide Ferreira