DEVOCIONAL
El mundo desde siempre, atribuyó a Dios los males que padeció y que padece, acusándolo de falta de Amor y de Misericordia.
Usando argumentos supuestamente morales, los hombres nos atrevemos a cuestionar al Eterno, atribuyéndole a su Majestad, lo que no es otra cosa que el resultado de nuestra propia maldad.
La Biblia nos anunció que precisamente por causa de la maldad, la fe de muchos se enfriará y es exactamente lo que está ocurriendo en nuestros tiempos.
Siendo consciente de mi propia responsabilidad, es legítimo preguntarse qué estoy haciendo para llevar Luz a los ciegos y cordura a los obstinados que se resisten a ver?
No tengo muchas posibilidades de negar lo evidente y también de que debo actuar con firmeza y valentía frente a la malignidad del mundo y a su osadía para renegar del Supremo.
Solo sabiendo que mi firmeza y mi valentía provienen de lo Alto, será posible que deje de ser un testigo complaciente y un hombre que deberá responder en el Juicio.
Salmo 5:4
ES – Porque tú no eres un Dios
que se complace en la maldad;
el malo no habitará junto a ti.
PT – Porque tu não és um Deus
que tenha prazer na iniquidade,
nem contigo habitará o mal.
Diego Acosta / Neide Ferreira