DESPUES DE LA NOCHE… EL DIA

Quién podrá decir que nunca le tocó vivir una noche cruel, amarga, desesperada, tenebrosa? Quién podrá decir que nunca esperó con ansias que llegara el nuevo día?

A los que vivimos esa experiencia sin conocer al Señor, esa noche tremenda constituye un recuerdo inolvidable de lo que pueden nuestros pensamientos y nuestra ansiedad.

Como las voces malignas hablan a nuestros oídos y no nos dejan ninguna esperanza, no nos dan ninguna salida y solamente se afanan en hundirnos sin piedad.

Es en esos momentos cuando pensamos que debería haber una salida, que a pesar de toda la negrura de la noche y de nuestro horizonte, algo debería de haber para vivir de otra manera.

No para buscar una solución a un determinado problema, sino para cambiar de vida de una vez y para siempre, para no volver a ser los mismos y no repetir los antiguos errores y las repetidas faltas.

Cuando estamos más sumergidos en esa negrura de pensamientos, nos damos cuenta que algo está ocurriendo, que no es otra cosa que  comienza a anunciarse un nuevo día. El enemigo ya no nos hará temer.

Y pensamos, si esta noche tan dolorosa ha pasado y llega un nuevo día, como no habrá un amanecer para nuestra vida? Y mucho tiempo después supimos que había un día que duraría para siempre.

Isaías 50:8
Diego Acosta García

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