DESPUES DE ORAR…OREMOS

Cada vez que levantamos una oración estamos honrando a quién nos ha Creado, lo estamos alabando y lo estamos bendiciendo porque Él es el Señor.

Podemos orar por muchas causas, la mayoría de ellas por situaciones personales afligentes, por necesidades concretas y también por la incertidumbre que tenemos frente a determinados hechos que se proyectan hacia el futuro.

Podemos orar por nuestros hermanos, por nuestros pastores, por nuestra Iglesia y por todos los hermanos y por todos los pastores y por todas las Iglesias.

Podemos orar por las amenazas que se ciernen sobre la libertad de culto en muchos países y por dura represión que hay en otros países contra los que no profesan la fe mayoritaria.

Podemos orar por los enfermos, por quienes están atribulados, por quienes están dominados por las drogas, por las ataduras de los vicios, por las ataduras espirituales que les impiden ver la Verdad.

Podemos orar por el Reino, por su extensión, para que cada día más la Palabra llegue a más personas y a más lugares lejanos, hasta los confines de la tierra cumpliendo la Gran Comisión.

Y cuando hayamos orado por todas estas cuestiones, perseveremos y sigamos orando, para que nuestro clamor realizado en la intimidad de nuestro espacio o en el silencio de nuestro espíritu, llegue al Dios Padre. Le recordemos en oración cuánto le agradecemos porque nos ame.

Jeremías 29:12

Diego Acosta García

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