Jesús estableció un principio notable para referirse a las reuniones de quienes eran y somos sus seguidores a través de los tiempos.
Dijo que cuando dos o tres se reunieran en su nombre, ÉL estaría presente, lo que nos debería hacer reflexionar acerca de lo que significa la Iglesia.
Es fundamental que nunca olvidemos que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo y ÉL su cabeza!
Por tanto todos los miembros de una congregación formamos parte de Su rebaño. Es decir: Los miembros de cada Iglesia son la manada pequeña del gran rebaño del Señor.
Mucho he pensado sobre esta cuestión al advertir en más de una ocasión, como se tergiversa este concepto relacionado con la propiedad de las ovejas.
Con dolor he comprobado como muchos líderes consideran a su congregación, como su propia manada, considerando a las ovejas, como parte de su rebaño.
Dando por sentado que el nombre de oveja es simbólico, existe una grave transgresión de lo establecido por Jesús para su Iglesia.
Todos somos sus ovejas!
Y todos pertenecemos a ÉL!
Únicamente pertenecemos a ÉL!
Esta rotundidad nos debería alentar a pensar con qué actitud asumimos la condición de miembros de una congregación.
Si creo que soy parte de la Iglesia del Señor, estoy en lo correcto. Si creo que soy parte de la congregación de un determinado líder, esto cometiendo un grave error.
Además de favorecer el criterio errado de muchos líderes, de considerar a cada miembro de la congregación como parte de su rebaño personal.
El Hijo del Hombre, está con dos o más que se reúnen en su nombre. Y son parte de Su Iglesia, de su rebaño.
Mateo 18:20
Diego Acosta / Neide Ferreira