EN TIEMPOS DIFICILES

Cuando nos enfrentamos con situaciones que podríamos llamar extremas lo más importante es recordar, que antes que nosotros otras personas atravesaron por dificultades aún mayores que las nuestras.

Esos ejemplos nos ayudan a saber reaccionar y a saber cuál es la actitud correcta en cada momento, para no caer ni en la desesperación ni en el fatalismo.

Uno de los casos más notables para recordar es el de María, la madre del Salvador: Cuando recibió el anuncio de que Dios la había elegido para cumplir con semejante rol, mantuvo la calma y la serenidad.

Seguramente no pensó que podría perder la vida por el cruel método de la lapidación, que todavía se aplica en algunos países. No pensó que iba a llevar un estigma imborrable por ser madre sin estar casada.

Ella creyó que la situación que debía enfrentar formaba parte de las decisiones de Dios y por tanto debía confiar en que Él cumpliría su palabra de no desamparar a quién precisa su ayuda.

María no tuvo miedo porque confió, no se desesperó porque creyó, no se rebeló porque sabía que en la obediencia está la Gracia de Dios para librarnos de todo mal.

En la hora de la prueba, confiemos sin temor y sin vacilaciones. El Señor estará a nuestro lado para siempre.

Lucas 1:38

Diego Acosta García

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