FALSO DILEMA

La cuestión de la muerte digna es actualizada cada cierto tiempo y  ahora se nos advierte que la persona que decide practicar la eutanasia hace una obra de bien, en determinadas circunstancias.

Ese buen gesto se lo relaciona con la donación  de los órganos de la persona que decide morir con la ayuda de otros, lo que haría todavía más loable la situación.

Sin embargo es evidente que no solo que estamos frente a una decisión que nos puede presentar algún dilema, sino que además ese dilema es absolutamente falso.

Es necesario tener el más grande amor por las personas que sufren hasta límites que nos puedan conmover, pero todos sabemos que nadie será sometido a una prueba mayor de la que pueda soportar.

También conocemos casos de personas que afrontan situaciones límites con la máxima entereza e incluso se convierten en un auténtico ejemplo de su vocación por vivir.

Y también conocemos casos de personas que aún en estado de coma, retornan a la vida por un milagro que la ciencia ni los hombres  comprenden, pero que los creyentes sabemos a quién atribuirlo.

El falso dilema de la muerte digna debe ser rebatido con el argumento del amor por el que sufre y por la certeza de que es Dios quién da y quién quita la vida.

Génesis 2:7
Diego Acosta García

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