Por las expresivas palabras de una joven mujer, pude volver comprobar lo difícil que puede resultar cumplir con los Mandamientos del Eterno.
Me explicaba con dolorosos detalles los problemas que tenía con su madre y con la indiferencia de su padre para tratar de solucionarlos.
En estas situaciones los argumentos resultan muy poco convincentes, sobre todo cuando es el propio Dios el cuestionado.
Como es posible que deba honrar a mis padres si son una parte de la tragedia de mi vida?
Creo firmemente en la Obra del Espíritu Santo, que nos capacita y pone las palabras apropiadas en nuestra boca y en el momento preciso.
No intenté convencer a la joven ni tampoco utilicé ningún argumento con relación al Altísimo. Solamente le dije que si se nos había mandado a honrar a los padres, solamente por eso era una razón suficiente para hacerlo.
Sin condiciones ni tampoco tratando de justificar situaciones especiales. Los padres deben ser honrados siempre, aunque nos cueste lágrimas y sufrimiento.
Un día llegara que el Supremo hará Justicia y nos brindará el Consuelo que nos falta y cumplirá la promesa que nos alienta.
Deuteronomio 5:16
Honra a tu padre y a tu madre, como Jehová tu Dios te ha mandado, para que sean prolongados tus días, y para que te vaya bien sobre la tierra que Jehová tu Dios te da.
Deuteronômio 5:16
Honra a teu pai e a tua mãe, como o Senhor, teu Deus, te ordenou, para que se prolonguem os teus dias e para que te vá bem na terra que te dá o Senhor, teu Deus.
Diego Acosta / Neide Ferreira