Hay personas que se sienten verdaderamente satisfechas cuando consideran la dimensión de su propia importancia. Es más se sienten halagadas con esa magnitud.
Verdaderamente es casi patético advertir como hay quienes en su autoexaltación se olvidan de toda forma de razonabilidad y por lo tanto caen en el más completo ridículo.
Un dibujo con dos frases muy afortunadas reflejan esta situación. Quién se siente contento con su propia dimensión, es propenso a distorsionar la realidad.
Y esta es una de las prácticas más peligrosas para los seres humanos. Cuando nos distanciamos de la realidad, podemos caer en el primer precipicio que se nos presente.
No hay nada más fuera de lugar que la desmesura y mucho más cuando la aplicamos a la exaltación de nuestro ego, más allá de toda lógica o proporcionalidad.
Por esta razón una elemental caricatura no solo mueve a la sonrisa síntoma de su aceptación, sino que nos revela como podemos quedar tan fácilmente en evidencia.
La Biblia nos adierte acerca de los peligros que encierra esta búsqueda fuera de toda lógica de mostrarnos, de hacer ostentación de nuestras virtudes y capacidades.
Jesús se mostró manso y humilde, que es exactamente la posición contraria de quién hace todo lo posible por destacarse, por ser admirado y por ser admirable, que es lo peor de todo.
Mateo 23:24
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
Agradecemos a quién haya subido la viñeta.
