Juan el Bautista, recurre a una imagen que los judíos de la época conocían perfectamente, para hablar de la Obra que realizaría el Hijo del hombre.
MATEO 3:12 El instrumento que anuncia que Jesús tendría simbólicamente en la mano, es un aventador, una pala de madera con tres puntas, que se usaba en los campos para levantar las espigas y así poder separa los granos de trigo de la paja.
También anuncia que la paja, es decir todo aquello que no sirve, será echada al fuego que nunca se apagará, haciendo alusión al fuego del Espíritu Santo.
Juan utiliza una herramienta sobre la que hay dos citas en el Antiguo Testamento:
En Isaías 41:16: Los aventarás, y los llevará el viento, y los esparcirá el torbellino; pero tú te regocijarás en Jehová, te gloriarás en el Santo de Israel. Y también en Jeremías 15:7: Aunque los aventé con aventador hasta las puertas de la tierra, y dejé sin hijos a mi pueblo y lo desbaraté, no se volvieron de sus caminos.
El Evangelio nos lleva al gran momento en el que Jesús hace su aparición iniciando su Ministerio Terrenal, Mateo 3:12. Jesús llegó desde Galilea hasta la orilla del río Jordán, para ser bautizado.
Juan se opuso, pensando que el bautismo que él practicaba era para el arrepentimiento, algo inapropiado para quién era el Cordero Perfecto y sin mancha de Dios, Mateo 3:13.
Esta cuestión es de vital importancia tenerla en cuenta, porque permite apreciar el verdadero Propósito que tenía la presencia de Jesús a la orilla del río Jordán, simbolizando su presencia de Dios hecho Hombre en la Tierra.
Diego Acosta