LA BIBLIA ENSEÑA

benseña

 NOÉ HALLÓ GRACIA DELANTE DE JEHOVÁ – III

Luego de definir los atributos del Patriarca, continúa el relato bíblico.

Génesis 6:10

Y engendró Noé tres hijos: a Sem, a Cam y a Jafet.

De estos hombres y sus familias nacerían los nuevos pobladores de la Tierra. Las tres grandes ramas de la humanidad que surgiría tras el Diluvio, surgirán de sus simientes.

Génesis 6:11

 Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia.

Este versículo resume lo que ocurre cuando los hombres no tenemos temor de Dios y perdemos por tanto el sentido de la conciencia que nos advierte de nuestros errores.

Nos convertimos en auténticas fieras, es decir descendemos hacia la escala inferior de la Creación y somos iguales a los animales que obran según sus instintos.

Somos auténticos demonios, obrando los unos contra los otros. El mundo en una dramática repetición de lo que ocurre en nuestros tiempos, estaba dominado por lo que podríamos llamar la simiente de Satanás y nos convertimos en seres destructores y también engañosos.

Génesis 6:12

Y miró Dios la tierra, y he aquí que estaba corrompida; porque toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.

Dios se convirtió en Testigo Supremo de lo que hacían los hombres en la Tierra. Su Testimonio fue inapelable!

Génesis 6:13

Dijo, pues, Dios a Noé: He decidido el fin de todo ser, porque la tierra está llena de violencia a causa de ellos; y he aquí que yo los destruiré con la tierra.

Resulta clave advertir que existe una gran diferencia entre destruir y aniquilar. Y el Creador habló de destruir a una parte de lo que había Creado, no a todo lo que había Creado.

De allí la tremenda importancia de la existencia de los justos o por lo menos, de los hombres que oran con arrepentimiento.

En las situaciones extremas en las que estamos viviendo, es preciso que seamos conscientes de que el Eterno siempre rescatará al remanente que busca no participar ni de la violencia ni de la corrupción.

Por tanto orar con arrepentimiento y orar por el perdón de los pecados, siempre será fundamental en el mundo espiritual.

Dios sabe que no somos perfectos, pero sí busca que seamos conscientes de nuestra condición pecaminosa.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com