ANTIVIRUS
Desde hace varios días se mantiene la polémica acerca de la conducta de un dirigente con una futbolista. Incluso hay quienes defienden la actitud, justificándola con el momento que se vivía.
Cuesta trabajo entender como se puede obrar de esa manera, en momentos en los que precisamente, el directivo debería permanecer al margen, para dar espacio al protagonismo de la deportista.
Lo ocurrido no es bueno para nadie. Ni mucho menos ejemplar para quienes puedan interpretarlo como una licencia adquirida por el rango de decisión alcanzado.
No se trata de practicar ninguna forma de feminismo, se trata de defender el respeto que todos nos debemos en una sociedad a la que llamamos civilizada.
Y nos viene a la memoria el Proverbio que dice: Muchos hombres proclaman cada uno su propia bondad, pero hombre de verdad, ¿quién lo hallará?
Diego Acosta