DEVOCIONAL
Desde siempre los hombres apelaron a Jehová por la defensa de los débiles!
En estos días, esta sigue siendo una dolorosa realidad que nos debe hacer reflexionar, para no ser indiferentes con el dolor de los que sufren.
Y cuál es mi parte?
Esta pregunta tal vez encierre una especie de disculpa, por lo poco que hago para defender a quienes no tienen ninguna posibilidad de hacerlo.
Es decir, no puedo mirar como los débiles, las viudas y los huérfanos son sometidos por los dictados del mundo, sin pedir para que se obre legítimamente a favor de ellos.
Si no levanto mi voz todo seguirá igual!
Si me callo estaré siendo cómplice con los que someten a quienes son muy fáciles de abatir!
Si verdaderamente sigo los pasos de Jesús, no me queda ninguna alternativa como no sea la de levantar un clamor por quienes son tratados con injusticia.
Sabiendo que un día llegará la verdadera Justicia del Eterno!
Y ese día les será reclamado a los malos sus obras y a mí, el silencio culpable!
Salmo 82:3-4
ES – Defended al débil y al huérfano;
haced justicia al afligido y al menesteroso.
Librad al afligido y al necesitado;
libradlo de mano de los impíos.
PT – Defendei o pobre e o órfão;
fazei justiça ao aflito e necessitado.
Livrai o pobre e o necessitado;
tirai-os das mãos dos ímpios.
Diego Acosta / Neide Ferreira