La Palabra de Dios nos enseña con rotundidad cual es la intención del enemigo de la fe. Es explícita y no hay ninguna dificultad para entender su significado.
Por esta razón cuando quedamos asombrados ante tanta obra de maldad, expresada en hechos de todo tipo, yendo de lo personal a lo colectivo, debemos reaccionar.
La cuestión es: Como obramos frente a la maldad?
Tal vez debamos ser muy sabios para enfrentar esta cuestión, porque en todo lo que hace el enemigo hay un factor de seducción que encandila a mucha gente.
Hay quienes, incluso adjudican al propio Dios la maldad del mundo!
Y hay quienes lo creen y aceptan esta afirmación, sin considerar que es la obra del maligno la que estamos sufriendo, no el Amor del Soberano.
Recuerdo que antes de aceptar al Señor, frente a este tipo de planteamientos, siempre me quedaba sin saber cómo obrar.
Ignorando que esas dudas eran las que producía el maligno para confundirnos y arrebatarnos la Verdad de Jesús.
Ahora ante cada horror, aprendí a reaccionar. Y la mejor forma de hacerlo es no aceptar la obra del mal, rechazarla, orando para que el Bien prevalezca sobre cada situación.
Rendirnos ante cada hecho de horror, no es otra cosa que darle un triunfo al enemigo de nuestra fe!
No es para eso que hemos sido elegidos hijos de Dios!
Estamos llamados a enfrentar con decisión y con la valentía que viene de lo Alto, todas las obras de maldad que se nos presenten. Las personales y las colectivas!
El Bien siempre prevalecerá! Y nosotros debemos obrar, clamando!
Salmo 4:5-7
Diego Acosta/ Neide Ferreira