Alguna vez nos imaginamos a Jesús en el Sermón del Monte? Alguna vez pensamos en ese prodigioso momento en el que transmitía su mensaje a miles de personas?
Es probable que nos podamos dar una idea de cómo fue posible que se concretara ese tiempo en el que el Autor de nuestra fe, expusiera los fundamentos del Reino.
Tal vez en lo que no hayamos reparado es que ese mensaje histórico para los hombres, fue dado sin la intervención de ninguna tecnología, sin la ayuda de toda la parafernalia de nuestros tiempos.
Por esta razón debemos reflexionar acerca de lo que está ocurriendo en nuestros días, cuando podemos ver en las iglesias más y más elementos técnicos.
El mundo del sonido y de las imágenes, de los más modernos y eficaces métodos de difusión, están puestos al servicio de quienes buscan impactar a las congregaciones.
Es esto bueno o malo? Bueno si se actúa con mesura, malo si caemos en el efectismo. Mucho nos tememos que lo que sería una buena utilización de los recursos tecnológicos, se está convirtiendo en un auténtico objetivo.
La prudencia debe regir todos nuestros actos. No nos oponemos a la tecnología, pero si declaramos que sea utilizada con sabiduría para que no se convierta en un fin en sí misma.
Proverbios 2:2
Diego Acosta García