Un recuerdo que siempre conservaré por lo que tuvo de enseñanza, es el del primer mensaje que pronunció un joven predicador en una congregación.
A sus evidentes nervios y emoción, se agregó la notoria falta de experiencia, lo que rápidamente generó un ambiente propicio a las críticas.
Algunos hermanos fueron muy severos en sus afirmaciones, olvidando de una manera sorprendente lo que les ocurrió cuando ellos pasaron por el mismo trance.
Incluso yo mismo me olvidé de mis primeras veces y me sumé a las críticas, hasta que el Espíritu me amonestó severamente con relación a lo que estaba haciendo.
En circunstancias como estas, es cuando advertimos que pese a utilizarlas muchos, las palabras Amor y Misericordia, las ponemos muy poco en práctica.
Demostramos además, que no tenemos el menor sentido de grandeza, cuando criticamos y hasta nos burlamos de quién predica por primera vez en una iglesia.
Bueno sería transformar críticas en palabras amables de y ánimo, para alentar a continuar, a quién ha recibido la alta responsabilidad de traer la Palabra del Señor por primera vez a los suyos.
Salmo 26:3
ES – Porque tu misericordia está delante de mis ojos,
Y ando en tu verdad.
PT – Porque a tua benignidade está diante dos meus olhos;
e tenho andado na tua verdade.
Diego Acosta / Neide Ferreira