DEVOCIONAL
Siempre me ha impresionado como algunas personas se afanan buscan y rebuscan para calmar sus ansiedades o satisfacer sus necesidades o también solucionar sus dramas.
Lo que verdaderamente asombra es que luego de tantos fracasos, esas personas se nieguen a escuchar hablar de Dios y de su Hijo Jesús.
Por qué lo hacen?
Por experiencia personal podría decir que el impedimento es el orgullo, o la vanidad, o la confianza en la propia fuerza y que nos lleva a negar que precisamos la ayuda del Todopoderoso.
Es muy triste comprobar que ha pesar de las evidencias haya quienes se sigan negando a tener la Verdad en sus vidas y que esa Verdad sea capaz de transformar el lamento en baile como decía David.
Es necesario admitir entonces, que no son nuestras palabras las que llevan convencimiento a la mente y al corazón, sino la Obra Poderosa del Espíritu Santo. Nuestra parte termina, cuando dejamos de hablar…
Efesios 4:14 Para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error
Diego Acosta – Neide Ferreira