Frecuentemente leo mensajes pletóricos de alegría y también de eso que llamamos felicidad.
Cada vez que los leo y los releo, me quedo con la impresión que los creyentes vivimos en dos mundos, uno real y el otro fantasioso.
Lamentablemente no es lo mismo que decir en un mundo natural y en otro sobrenatural. Se trata de conceptos diferentes.
Es verdad que resulta importante que los unos a los otros nos alentemos a vivir según nos enseñó Jesús y a confiar en sus promesas.
Pero, ser como niños, NO significa tener comportamientos infantiles!
Por esta razón, cuando nos enfrentamos a un problema, parece que descubrimos que existen las dificultades y que no estamos preparados para afrontarlas.
Caemos entonces en la peligrosa fase de creer que Dios nos ha olvidado, que su mano se ha abierto y soltado la nuestra.
Esto es lo que me preocupa!
Con qué ligereza vivimos, con qué liviandad nos expresamos!
Somos infantiles en lugar de tener corazón de niños?
Cuando me encuentro con los mensajes fantasiosos acerca de las cosas de Dios y de un mundo perfecto, oro pidiendo Misericordia!
No porque sea perfecto, sino porque la vida me ha enseñado que las pruebas y las luchas están para fortalecernos, no para castigarnos.
Es la única manera que podamos percibir como el Amor del Eterno se derrama sobre nuestra vida y nos consuela.
El verdadero aliento no proviene de las palabras bonitas, sino de la convicción de que el Dios Todopoderoso siempre está a nuestro lado. Principalmente en las luchas!
Hebreos 5:12
PT – Porque, devendo já ser mestres pelo tempo, ainda necessitais de que se vos torne a ensinar quais sejam os primeiros rudimentos das palavras de Deus; e vos haveis feito tais que
necessitais de leite e não de sólido mantimento.
ES – Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios; y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido.
Diego Acosta / Neide Ferreira