CONGREGACIÓN
del SÉPTIMO MILENIO
Con demasiada frecuencia nos olvidamos de los Mandatos que nos ha dado Dios y también su Hijo Jesús.
Pareciera que consideramos que estos Mandatos tienen el carácter de optativos y que no nos conciernen en forma directa.
Incluso hay quienes aseguran no vivir bajo la Ley y por tanto todo lo que signifique Mandamientos quedamos exentos de ellos.
Esto contradice frontalmente con lo que dijo Jesús, cuando afirmó que no solamente que no había venido a abolir la Ley sino que había venido para cumplirla.
Por tanto el ejercicio de Obediencia hacia lo dispuesto por el Eterno, es absoluto y no podemos quedarnos al margen bajo ninguna causa ni por ningún pretexto.
Esto también encierra una promesa del Omnipotente, como por ejemplo en el caso de honrar a nuestros padres, para que nos vaya bien y vivamos muchos años.
Pero, pensemos: Que nos ocurrirá si no cumplimos con el Mandato de honrar a nuestro padre y a nuestra madre?
Lo contrario de la promesa: No nos irá bien ni viviremos muchos años.
La vida de cristianos no es un juego!
Así como nos regocijamos con las bendiciones, debemos ser fieles cumplidores de las obligaciones.
Y nuestra vida no es una aventura caprichosa, sino una Verdad que nos puede llevar a la Eternidad.
Diego Acosta