Un amigo durante años comentó que todos los meses hacía un balance de lo que había hecho y naturalmente de lo que había dejado de hacer.
Era su particular manera de entender la responsabilidad que tenía con su vida y también para las cosas del Señor, para quién trabajaba. Pocas veces hablaba de los resultados de sus balances mensuales.
Por los motivos que el Eterno dispone, dejamos de ver a nuestro amigo casi dos años. Cuando nos volvimos a encontrar el cambio que había tenido era asombroso.
No solo estaba más tranquilo sino que parecía que algo le había ocurrido. Cosa que él mismo confirmó cuando dijo que en plena euforia de sus balances mensuales, comenzó a tener problemas.
A raíz de situaciones inesperadas fue declinando su ambiente triunfalista y un día se dio cuenta que los balances mensuales, solamente eran excusas para disimular los métodos que empleaba para ser bien sucedido.
Todo el éxito que lo había rodeado en su vida al frente de una iglesia se había perdido a causa, entre otras cosas, de su propia vanidad y en el presente, servía a Dios pero en otras condiciones, muy humildemente.
Un duro golpe lo había sacado de su burbuja y había dejado de asumir el servicio al Señor como un empleo jerarquizado y se había convertido en un verdadero servidor. Sin más balances mensuales ni excusas!
Salmos 101:5-7
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira