NADA MÁS…?

negarse

En un momento de gran incertidumbre, alguien preguntó qué era lo mejor que podría hacer para solucionar la situación.

La respuesta fue categórica: ORAR!

Quién estaba afrontando el problema, preguntó: Nada más…?

Confieso que me sentí profundamente conmovido por esta actitud, por inesperada y también porque fue reveladora de una tendencia natural a hacer, pero a partir del esfuerzo personal.

Hice un intento de hablar acerca de cómo la Biblia nos enseña que debemos orar en todo momento, por todo y por todos.

Incluso llegué a mencionar a algunos de los hombres que fueron utilizados por Dios y que siempre confiaron en el Poder tremendo de la Oración.

Pero todo resultó en vano!

Vino a mí un pensamiento, relacionado con el grado de responsabilidad que podía tener en un caso como este y como debería obrar.

Muchas veces me he afanado en tratar de ayudar a las personas a comprender el grandioso significado que tienen las cosas de Dios.

Pero en un momento como este, pude advertir que era parte de mi culpa, el haber intentado convencer y no permitir que el Espíritu hiciera su Obra.

En otras palabras: Me había permitido ocupar el lugar de Dios!

No nos mandó Jesús a convencer a nadie!

Nos mandó a predicar el Evangelio!

Solamente eso, pero sin darme cuenta había caído en el mismo error que el hombre que tenía el problema y que buscaba solucionarlo, sin la ayuda del Eterno.

En mi caso por buscar convencer y en el de la persona que afrontaba una seria situación, porque había desdeñado la Guía del Espíritu y se negaba a orar.

1 Corintios 14:15

Diego Acosta / Neide Ferreira

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