ANTIVIRUS
Un joven de 14 años de origen mauritano sorprendió en un campeonato de ajedrez, cuando declaró: He decidido retirarme porque me niego a jugar con un representante de un país ficticio que en realidad no existe.
Debía competir contra otro joven pero de origen israelí, por lo que no disputó la partida que le correspondía.
En estos tiempos tan complejos que vivimos, este caso además de sorprender preocupa, porque deja en evidencia que se mantiene viva la opción de enseñar a odiar.
La frase creemos que deja bastante claro, que es el producto del adoctrinamiento de adultos, por su construcción y por su parecido con otros casos en los que deportistas musulmanes se negaron a competir con los que representaban a Israel.
Cuando tanto se habla del delito de odio, situaciones como estas acrecientan las dificultades para que finalmente se comprenda que Israel es un estado soberano de pleno derecho y reconocido por las convenciones internacionales.
Diego Acosta