Hay quienes tenemos una especial predilección por la nieve. Quizás porque sea uno de los fenómenos naturales más espectaculares que podamos presenciar.
La nieve tiene además la singularidad de que es capaz de cambiar la fisonomía de una ciudad, por muy preparada que esté, para afrontar las consecuencias inevitables de su presencia.
Obviamente la nieve está relacionada con el frío, un tiempo en el que es necesario ser previsor, ordenado y también razonable para evitar los trastornos que produce.
Pero, incluso a quienes nos gusta especialmente, la nieve no nos debe hacer olvidar que debajo de su precioso manto, se mantiene lo que es la realidad, desde las personas hasta la propia naturaleza.
Como es en verdad la vida misma. La podremos ocultar, desfigurar, distorsionar, pero la realidad es persistente y al final siempre triunfa sobre la fantasía o su negación.
Por esta razón la Palabra de Dios nos reitera que no seamos insensatos, que seamos prudentes, porque en esos consejos está encerrada la sabiduría que permite disfrutar de la nieve y no caer en el clima tan especial que crea.
Es importante que recordemos que los hombres estamos en la Tierra para cumplir el Propósito de Dios. Y es una auténtica fantasía, pensar como ocurre con la apariencia de la nieve, que ésta sea una realidad que podamos modificar.
Efesios 5:17
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira
Foto: Federico Acosta – http://efedeaphotos.wordpress.com/
