¿Os acordáis del cuento de la fiesta que hubo en el cielo? Un ángel vino a la Tierra a traer la invitación. Sólo los que tenían alas fueron invitados porque podían volar, pero el sapo envidioso que era también muy tramposo logró con sus artimañas a esa fiesta colar. En la invitación estaba escrito que todos que fuesen músicos sus instrumentos podrían llevar. La paloma preparó su harpa, la cigüeña su clarín, y el pájaro carpintero afinó su violín. La libélula tan delicada tocaba la flauta divinamente, y quiso llevar su instrumento para alegrar el corazón de todos los oyentes. La garza con su guitarra con esmero la preparó, afinando sus cuerdas, limpiándola con sus plumas y finalmente, en un rincón del bosque la dejó. Todos se acicalaban para estar limpios y olorosos, pues la ocasión exigía que estuvieran así de hermosos. Nuestro tramposo personaje pensó, pensó, y repensó buscando una manera de burlar la vigilancia y poder por fin a los cielos llegar. En su cabecita hueca una lucecita se encendió, y en la guitarra de la garza él rápidamente se escondió. La garza no se apercibió de la carga que llevaba; Siguió surcando los aires con lo contenta que estaba. Al llegar, todos pusieron sus instrumentos dónde un ángel les indicó, y el sapo en ese instante de esa oportunidad aprovechó. Y salió de su escondrijo para disfrutar de la fiesta, del celestial evento. En vez de procurar pasar desapercibido se puso a bailar, riendo, y saltando demostrando su contentamiento. Las aves se sorprendieron al ver que él había logrado lo que los otros animales ni siquiera ésa posibilidad había alguno soñado. Como era muy gentiles no le dieron mucha importancia, y el sapo siguió disfrutando hasta el final de la fiesta. Se despistó de estar pendiente de meterse en su escondrijo, y cuando se percató, la garza ya se había ido. |
No obstante, él vio allí en el lugar de los intrumentos la tuba del cuervo que se estaba despidiendo para alzar el vuelo de vuelta, y el sapo se metió dentro. El cuervo cogió su tuba, y en el aire se alzó, pero de contento que estaba quiso continuar la música y su tuba la sopló. El sapo salió disparado en el primer acorde que el cuervo inocente tocó. Y fue echado abajo y a la Tierra se cayó. Y colorín colorado ese cuento se ha acabado.Ese cuento me hace recordar lo que está escrito en la Biblia, cuando habla de la segunda venida de Jesús, nuestro Señor. Sabemos que él vendrá a buscar a su iglesia, y nos alzaremos en los aires para estar para siempre con nuestro Creador. El primer requisito Es creer en Jesucristo a quién debemos amar, pues es él que vendrá a por su iglesia, a su novia amada, a quién él va a desposar. No podremos hacer trampas como el sapo de la historia; Jesús ya conoce hace tiempo los que realmente son suyos. Y no podremos escondernos detrás de pastores ungidos, de músicos, o misioneros, o de los creyentes amigos. La invitación es para todos, y cada uno debe aprovechar el tiempo que Dios le dio para crecer y madurar en los mandamientos de Dios, viviendo siempre gozosos en su buena, agradable, y perfecta voluntad. La renuncia que Jesús pide en Mateo capítulo 16, es el modo que tendremos que vivir para agradar a él. El que no renuncia a sí mismo, y que se rehúsa a cambiar, no podrá conocerle, para amarle profundamente y disfrutar de su amor de verdad. El que permite que su ego lo impida de ser transformado, será dejado atrás; Y tendrá que asumir las funestas consecuencias de sus actos inconsecuentes que cambiarán por completo a su celestial porvenir. En el cielo habrá la boda del Cordero y de la novia, y allí no podrá estar, el que no estuviere vestido adecuado para el evento será echado por el Rey por las puertas de su Ciudad. |
Lucia Caetano