EL PAPA CONTRA LOS CÁTAROS

HACIENDO MEMORIA – DCCCIV

10 de Marzo de 1209

En la compleja situación política en Francia en los primeros años del siglo XIII el papa Inocencio III, convocó a la guerra santa contra los cátaros o albigenses.

La acción bélica que derivó de esa convocatoria, se la conoce como guerra relámpago y su epicentro fue la ciudad de Béziers, en el Midi francés.

Las tropas que respondían al papa produjeron una gran masacre contra la población acusada de hereje, provocando lo que se ha llamado la Matanza de Béziers.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

A BÍBLIA – 1 João 4

“João nos ensina que Deus é Amor e que se não amamos aos nossos irmãos, é porque não O temos no nosso coração”.

1 Amados, não creiais em todo espírito, mas provai se os espíritos são de Deus, porque já muitos falsos profetas se têm levantado no mundo.

Nisto conhecereis o Espírito de Deus: todo espírito que confessa que Jesus Cristo veio em carne é de Deus;

e todo espírito que não confessa que Jesus Cristo veio em carne não é de Deus; mas este é o espírito do anticristo, do qual já ouvistes que há de vir, e eis que está já no mundo.

Filhinhos, sois de Deus e já os tendes vencido, porque maior é o que está em vós do que o que está no mundo.

Do mundo são; por isso, falam do mundo, e o mundo os ouve.

Nós somos de Deus; aquele que conhece a Deus ouve-nos; aquele que não é de Deus não nos ouve. Nisto conhecemos nós o espírito da verdade e o espírito do erro.

Amados, amemo-nos uns aos outros, porque o amor é de Deus; e qualquer que ama é nascido de Deus e conhece a Deus.

Aquele que não ama não conhece a Deus, porque Deus é amor. Nisto se manifestou o amor de Deus para conosco: que Deus enviou seu Filho unigênito ao mundo, para que por ele vivamos.

10 Nisto está o amor: não em que nós tenhamos amado a Deus, mas em que ele nos amou e enviou seu Filho para propiciação pelos nossos pecados.

11 Amados, se Deus assim nos amou, também nós devemos amar uns aos outros.

12 Ninguém jamais viu a Deus; se nós amamos uns aos outros, Deus está em nós, e em nós é perfeito o seu amor.

13 Nisto conhecemos que estamos nele, e ele em nós, pois que nos deu do seu Espírito,

14 e vimos, e testificamos que o Pai enviou seu Filho para Salvador do mundo.

15 Qualquer que confessar que Jesus é o Filho de Deus, Deus está nele e ele em Deus.

16 E nós conhecemos e cremos no amor que Deus nos tem. Deus é amor e quem está em amor está em Deus, e Deus, nele.

17 Nisto é perfeito o amor para conosco, para que no Dia do Juízo tenhamos confiança; porque, qual ele é, somos nós também neste mundo.

18 No amor, não há temor; antes, o perfeito amor lança fora o temor; porque o temor tem consigo a pena, e o que teme não é perfeito em amor.

19 Nós o amamos porque ele nos amou primeiro.

20 Se alguém diz: Eu amo a Deus e aborrece a seu irmão, é mentiroso. Pois quem não ama seu irmão, ao qual viu, como pode amar a Deus, a quem não viu?

21 E dele temos este mandamento: que quem ama a Deus, ame também seu irmão.

www.septimomilenio.com

 

 

NO SE TURBE NUESTRO CORAZÓN

CONGREGACIÓN

SÉPTIMO MILENIO

Había un médico del campo que llevaba su perro consigo cuando iba a visitar a sus pacientes. El perro se quedaba afuera mientras el médico entraba en las casas para atender a la gente.
En una ocasión, el médico visitó la casa de un hombre con una enfermedad grave. Al hombre le quedaba poco tiempo de vida. El enfermo confesó al médico que tenía miedo y le preguntó: “¿Cómo es la muerte?”
El médico se quedó pensando. Luego se levantó y abrió la puerta de la casa. Su fiel amigo canino entró gozosamente, saltando de alegría al poder estar de nuevo con su amo.
El médico miró al hombre moribundo y le dijo: “¿Ves a este perro? No tenía la menor idea qué había de este lado de la puerta. Lo único que sabía era que su amo estaba ahí, y quería estar con él.”
“Así me siento en cuanto a la muerte,” el sabio continuó. “No puedo explicar todo lo que pasará, ni cómo se sentirá. No estoy de todo seguro qué habrá al otro lado de esa puerta. Pero yo sé quién está ahí, y eso me es suficiente. Estaré para siempre con mi Amo.”
La muerte es una cosa que da miedo. Hay mucha incertidumbre. Hay muchas cosas que yo desconozco. Algunas personas dicen poder explicar exactamente qué pasará cuando lleguemos a ese momento. Yo no. No sé todos los detalles de lo que pasará.
Otros quieren debatir cómo será la vida después de la muerte. No me uno a esas conversaciones. Hay mucho que yo no sé.
Pero sé quién me espera al otro lado de la puerta. Cuando deje este mundo, iré para estar con Jesucristo. Ese conocimiento me basta.
El apóstol Juan escribió: “Queridos hermanos, ya somos hijos de Dios. Y aunque no se ve todavía lo que seremos después, sabemos que cuando Jesucristo aparezca seremos como él, porque lo veremos tal como es.” (1 Juan 3:2) No sabemos lo que seremos, pero seremos como él. Y estaremos con él.
No tenemos que temer lo que está del otro lado de la puerta. Podemos enfocarnos en quién está al otro lado. ¿No es la mejor forma de enfrentar el final de nuestra vida terrenal?
Ante la muerte no vale la elocuencia, la sabiduría humana, el mucho dinero, sino la mayor riqueza que es LA GRACIA DE DIOS, esa condición que solo viene de Dios y te da la seguridad de que: «AUNQUE ANDE POR EL VALLE DE SOMBRA Y DE MUERTE NO TEMERÉ MAL ALGUNO PORQUE TU ESTARÁS CONMIGO» Salmos 23:4
No por nuestros méritos, sino por los SUYOS, sabemos lo que nos espera detrás de la puerta…Él fue a preparar morada para los que son de Él.
Juan 14:1-6
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí.
2. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros.
3. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.
4. Y sabéis a dónde voy, y sabéis el camino.
5. Le dijo Tomás: Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?
6. Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.

Pr. José Gilabert – España

www.septimomilenio.com

LA BIBLIA – 1 Juan 4

«Juan nos enseña que Dios es Amor y que si no amamos a nuestros hermanos, es porque no lo tenemos a ÉL en el corazón».

4:1 Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. 
4:2 En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; 
4:3 y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. 
4:4 Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. 
4:5 Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. 
4:6 Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error.
4:7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 
4:8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor. 
4:9 En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros, en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él. 
4:10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados. 
4:11 Amados, si Dios nos ha amado así, debemos también nosotros amarnos unos a otros. 
4:12 Nadie ha visto jamás a Dios. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros, y su amor se ha perfeccionado en nosotros. 
4:13 En esto conocemos que permanecemos en él, y él en nosotros, en que nos ha dado de su Espíritu. 
4:14 Y nosotros hemos visto y testificamos que el Padre ha enviado al Hijo, el Salvador del mundo. 
4:15 Todo aquel que confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios. 
4:16 Y nosotros hemos conocido y creído el amor que Dios tiene para con nosotros. Dios es amor; y el que permanece en amor, permanece en Dios, y Dios en él. 
4:17 En esto se ha perfeccionado el amor en nosotros, para que tengamos confianza en el día del juicio; pues como él es, así somos nosotros en este mundo. 
4:18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor. 
4:19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. 
4:20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto? 
4:21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame también a su hermano.

www.septimomilenio.com