CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO

traba

A DIOS…O A HOMBRES?

No resulta muy edificante escuchar a los hermanos de la fe, comentar sobre la falta de importancia de las tareas que realizan en las congregaciones.

Lo grave de este tipo de actitudes es que no solamente debilitan su propia fe, sino que son un instrumento de debilitamiento de la fe de los demás miembros.

La queja, es peligrosamente contagiosa!

Siempre he pensado que cuando alguien se plantea este tipo de cuestiones, es porque en el fondo, no tiene muy claros los fundamentos de la Palabra de Dios.

Y es precisamente en el desconocimiento de los fundamentos de esos principios, en donde se encuentra la raíz de muchas frustraciones, de muchos enfados y hasta rebeliones personales contra el propio Creador.

Si nos quejamos, es porque no hemos entendido que el motivo de nuestra queja, no es la tarea que realizamos, sino lo poco valorada que está ante los ojos de quienes nos rodean.

Es decir, nos entusiasma la idea de trabajar para la opinión de los demás, para que puedan apreciar nuestra vocación de servicio y además de eso, la calidad del servicio que somos capaces de prestar.

Esto tiene que ver con la vanidad personal y muy poco con la fe!

Quién trabaje para recibir la honra de quienes lo rodean, no está sirviendo a Dios, está sirviendo a su egolatría y a su visión errada de las cuestiones fundamentales.

Tan grave es este problema, que conviene reflexionar profundamente sobre él y sus consecuencias.

Quién se queja en el sentido en que estamos exponiendo, no solamente está errado, sino que además su falta de relación sincera con la Biblia, lo están alejando irremediablemente del Eterno.

Nunca deben ser los hombres los que ponderen o elogien nuestro servicio en una congregación. Nunca. Si algo hacemos en una iglesia es porque el Señor lo ha permitido.

Por tanto hacemos lo que a ÉL le ha placido que hagamos, aunque muchas veces nos olvidemos de esta cuestión esencial.

Ni son los líderes los que nos convocan a trabajar, ni es el trabajo que nos demandan, obra de su propia decisión. Siempre habrá en el final de todo, la Mano Soberana del Supremo.

Por tanto pensemos bien a quién deseamos servir. A Dios o a los hombres.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

 

HACIENDO MEMORIA – CCCLXXXIII

albert_schweitzer_orgel

16 de Abril de 1913 – INICIA SU LABOR EN ÁFRICA EL MÉDICO LUTERANO LUDWIG SCHWEITZER

En compañía de su esposa abrió un hospital en Lambarené, en Gabón, en África Central.

El médico francés-alemán se consideraba a sí mismo como un teólogo y muchas de sus conclusiones fueron rechazadas por sus contemporáneos. Era un notable músico, cultor de Johan Sebastian Bach.

La labor humanitaria que desplegó en África le valió el reconocimiento internacional, siendo galardonado con el Premio Nobel de la Paz de 1952, que rechazó y finalmente aceptó.

Sin embargo su condición de luterano prevaleció en todos los órdenes de la vida, buscando la regeneración de la sociedad a través de los principios establecidos por Jesús.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

HACIENDO MEMORIA – CCCLXXXII

nabuco

16 de Abril de 597 aC. – LOS BABILONIOS CONQUISTAN JERUSALÉN Y NOMBRAN REY A SEDEQUÍAS

La fecha debe ser considerada como aproximada, como consecuencias de las diferencias de los calendarios que se utilizan para precisarla.

Nabucodonosor rindió al rey Joaquín, sacó los tesoros del Templo y se llevó cautiva a Jerusalén. Entre ellos más de diez mil hombres valientes, artesanos y herreros. No quedó nadie, excepto la gente pobre del país.

El rey Babilonio designo rey a su tío Matanías, que tenía 21 años y a quién le cambió el nombre por Sedequías. Esta versión histórica está narrada en Libro 2 de Reyes, Capítulo 24:8-17.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

LA BIBLIA ENSEÑA

benseña

EL JUICIO DE JEHOVÁ A LA MALDAD DE LOS HOMBRES

Génesis 6:1

Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas,

Las edades longevas que alcanzaban los hombres, originó que la Tierra se poblara de una manera significativa. La indicación de que les nacieran hijas mujeres está estrechamente relacionada con la maldad que se apoderaría de la sociedad de aquellos tiempos.

Génesis 6:2

Que viendo los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran hermosas, tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas.

Existe una controversia relacionada con quienes eran los llamados hijos de Dios.

Hay quienes sostienen que eran ángeles con cuerpos humanos, Job 1:6, 2:1, 38:7. Estos seres habrían tomado a las mujeres que pertenecían a la raza humana. Esto determinó una abierta violación de lo dispuesto por Dios para la concepción de la vida en el seno del matrimonio, Génesis 2:24, 2 de Pedro 2:4, 6; Judas 6.

Mateo también se refiere a la posibilidad de que los ángeles fueran capaces de procrear a partir de que tenían cuerpos masculinos, 22:30.

La versión que se contrapone a lo expuesto, indica que los hijos de Dios eran los descendientes de Set, el tercer hijo de Adán y Eva nacido tras el asesinato de Abel por parte de su hermano Caín.

Precisamente, los descendientes de Set se habrían unido con los de Caín, Génesis 4:18.

Algunos estudiosos aluden a los hijos de Dios, como a los hombres piadosos, en contraste con las hijas de los hombres, que eran mujeres paganas ligadas a la descendencia impía de Caín.

Se expone también como posibilidad que esas mujeres que eran agradables a los ojos de los varones, formaban parte de los harenes que habrían comenzado a formar los descendientes de Lamec, cuyo estilo de vida corrupto lo llevó a oponerse a lo establecido por el Eterno.

Todas estas posibilidades lo único que revelan es que la maldad se había adueñado del corazón de los hombres que vivían en los tiempos de Noé, descendiente de Lamec.

Esta era la situación de la Tierra que precedió al Juicio del Soberano, que pone de manifiesto que habrá perdón para los pecadores, pero nunca habrá aceptación del pecado.

Una reflexión que debemos de considerar en cada momento de nuestra vida.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com

 

 

DESUSO

aparcados

Puede que utilizar la palabra desuso, para referirse a las personas mayores provoque más de una reacción contraria.

Como casi siempre, importa más lo anecdótico que lo sustancial. Molesta más el uso de una palabra que el trato que reciben muchos ancianos.

Es exactamente lo mismo que ocurre cuando se muestran imágenes de un aborto. Hay quienes se preocupan más por la crudeza de ver un cuerpito sin vida, que por el hecho de habérsela quitado.

La Palabra de Dios nos advierte severamente a propósito de la consideración que debemos a nuestros mayores. Más específicamente a los ancianos.

Resulta sorprendente la frivolidad con las que algunas personas se comportan frente a quienes están en el ocaso de sus vidas.

Son despreciadas, hechas a menos, simplemente porque tienen muchos años y porque ya no pueden valerse como cuando eran jóvenes.

Este cruel comportamiento no solo es reprobable desde la visión de la sociedad organizada, sino también porque se desestiman los valores que los ancianos pueden transmitir, debido a su experiencia.

Puede resultar sorprendente pero hay quienes se comportan como si sus años llenos del impulso vital de la juventud, fueran a prolongarse indefinidamente sin menguar nunca.

La vida es un ciclo vital que comprende determinados años, según lo que Dios haya establecido para cada persona.

Pero sí podemos estar seguros que cuando vamos llegando al final de la natural existencia, el respeto debido es deseable como comportamiento racional e inexcusable como mandamiento.

Tengamos cuidado cuando enviemos a los ancianos a las vías del desuso… Puede ocurrir que también sea nuestro propio final.

Levítico 19:32

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

HACIENDO MEMORIA – CCCLXXX

titanic15 de Abril de 1912 – NAUFRAGA EL BARCO INSUMERGIBLE Y PROVOCA MÁS DE 1500 MUERTOS

El Titanic se hunde de madrugada en el Atlántico Norte, en su viaje inaugural a Nueva York.

La ostentosa promoción relacionada con las condiciones de la nave, contrastan con la dura realidad de centenares de muertos.

El hundimiento provocó la modificación de las leyes de navegación, que se encuentran vigentes.

En su momento se hizo público, que ni Dios era capaz de hundir al Titanic.

Diego Acosta

www.septimomilenio.com