PEQUEÑOS

Tenemos muy presente la sensación que teníamos cuando éramos niños al mirar hacia el cielo y ver de noche el colosal espectáculo de la luna y las estrellas.

Vivíamos en una zona muy poco iluminada de la ciudad donde nacimos y esa falta de luz hacía más notoria todavía la grandiosidad que nos hacía sentirnos muy pequeños.

Con el paso de muchos años y con la edad de los abuelos, hace poco tiempo tuvimos la misma percepción al ver una noche el colosal espectáculo de la Creación de Dios.

Solo que ahora hay una gran diferencia: Sabemos perfectamente quién es el Autor de tanta magnificencia y creemos en Él y consagramos nuestra vida a Él para servirlo y para servir en su Santo Nombre.

También comprendimos otra cuestión muy importante: Ya no tenemos la sensación de ser pequeños que era la que percibíamos cuando éramos niños contemplando el cielo.

Ahora sabemos que hay una gran diferencia: No es una sensación sino una realidad el sentirnos pequeños, porque somos pequeños frente a tanta Grandeza.

Tal vez al sentirnos tan pequeños nos estemos acercando a aquello que nos habla la Palabra de Dios, de sentirnos niños ante la presencia del Señor y de por poder acercarnos a Él con toda confianza y sinceridad.

Salmos 115:13
Diego Acosta García

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