PERPLEJO

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Si afirmo que estoy perplejo, que estoy queriendo expresar?

Que estoy confuso ante acontecimientos que algunos van en una dirección y otros en la contraria?

Que estoy dudando para saber qué es lo que debo hacer ante determinadas situaciones?

Que estoy irresoluto porque no puedo adoptar la actitud que se espera de mí como creyente?

Que no consigo romper con el círculo de incertidumbre que me rodea?

Es posible que quiera decir esto y más cosas, frente a la situación de los refugiados que están llegando a Europa desde distintas procedencias.

A algunos los encerramos en auténticos campos de concentración y a otros les abrimos las puertas, concediéndoles toda la ayuda de la que son capaces de brindar los estados poderosos.

No es esta una brutal contradicción?
Por qué a algunos seres humanos tratamos de una manera y a otros les brindamos casi de todo?

Mi estado de perplejidad se manifiesta en las opiniones de las autoridades, de quienes tienen la responsabilidad de formar opinión.

Incluso entre quienes como yo, deberíamos tener posturas definidas, para con lo que significa ni más ni menos, que ayudar a quién lo necesite.

Si a algunas personas que llegan a Europa tratamos de devolverlas a sus lugares de origen, por qué no hacemos lo mismo con los refugiados que llegan de otros países?

Se puede argumentar que las situaciones de origen que viven unos y otros son diferentes, pero las consecuencias son igualmente concretas.

Ha llegado la hora de orar!

Ha llegado la hora de clamar al Señor por Sabiduría, para que nuestra mano izquierda sea tan generosa como la derecha y ninguna haga ningún tipo de discriminación.

Proverbios 3:27

Diego Acosta / Neide Ferreira

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