PIEDRAS…

Piedras1


No debe sorprendernos que cuánto más trabajemos para el Señor, más problemas tendremos!

La justificación es muy sencilla: Se quedará quieto el enemigo de nuestra fe, al vernos trabajar por el establecimiento del Reino?

Esto significa que lisa y llanamente debemos estar preparados para sus ataques, para sus enredos y también para sus malas acciones.

Cuando lleguen momentos como estos, debemos aferrarnos a la oración y seguir dando la batalla, puesto que el mal nunca prevalecerá sobre el bien.

Es muy probable que estas sean meras palabras para quienes están viviendo una situación como la que ha sido descripta.

Una cosa es la teoría y otra muy distinta es la práctica, el día a día con aflicciones y problemas, que nos surgen cuando más precisamos estar tranquilos para ser mejores servidores.

Pero debemos recordar que el Hijo del Hombre nos anticipó dificultades, por lo que no nos ha engañado, como suele argumentar el enemigo.

No solamente que no nos ha engañado sino que nos ha dado el instrumento eficaz para combatir contra el mal: La Oración!

No nos preocupemos si tenemos que avanzar por un camino de PIEDRAS…!
Los caminos planos y con buenas vistas son los que finalmente resultan más peligrosos, porque no llevan a ninguna buena parte.

Todo lo contrario!

Un camino pedregoso es una buena referencia de que estamos avanzando en la buena dirección, con el rumbo correcto.

Muchas veces son preferibles las piedras bajo nuestros pasos, que la mejor y más suave de las alfombras. Con una caminamos con el Señor y con la otra…con el enemigo!

2 de Corintios: 1:3-4

Diego Acosta / Neide Ferreira

www.septimomilenio.com

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