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Cada día más podemos ver como las mujeres y los hombres practican la moda de la desnudez.
Es evidente que si lo hacen es porque algún beneficio piensan obtener, siempre ligado con el dinero o cumpliendo con el afán del éxito.
Pero si nos ponemos a pensar, el valor que tiene un desnudo la cuestión cambia totalmente de perspectiva y entonces podemos llegar a conclusiones que nos devuelvan a lo razonable.
Obviamente estamos hablando de los desnudos con propósitos comerciales o lucrativos o como le queramos llamar. Lo que sí sorprende es que exhibirse de esta manera, nos puede llevar a pensar si cada persona que lo hace no tiene otros argumentos que su cuerpo, para buscar notoriedad.
En estos casos, es triste la conclusión, porque pone en evidencia que quizás estemos perdiendo el respeto a nuestro propio cuerpo al mostrarlo sin tapujos por el mejor afán de lograr un beneficio.
Tal vez estemos perdiendo el valioso significado del respeto a la intimidad y a los valores perdurables que estableció Dios cuando fuimos Creados.
Diego Acosta