A lo largo de la historia los hombres fuimos muchas veces obligados a aceptar otros dioses distintos que el verdadero Dios.
No ha sido nada nuevo en el pasado y lamentablemente tampoco lo está siendo en los tiempos en que vivimos. Se podrá argumentar que no nos postramos ante ningún dios hecho por las manos humanas.
Pero cuánto de razón tendríamos si decimos que no nos postramos?
La dolorosa realidad nos lleva a reflexionar acerca de esta cuestión buscando encontrar una respuesta que nos libere de la sumisión en la que muchos de nosotros estamos viviendo.
No somos nosotros mismos nuestro pequeño dios?
No nos consideramos tan importantes que hemos convertido el culto a nuestro ego en una razón de ser y de vivir? Triste pero cierto.
La egolatría es otra forma de idolatría!
En el caso contrario: No buscamos la acepción de otros hombres?
Como si se tratara de un péndulo, oscilamos desde la más feroz egolatría a la falta total de confianza en nosotros mismos y vivimos tratando de agradar a quienes nos rodean.
Si no nos convertimos en nuestro propio dios a causa de la idolatría, convertimos a la sociedad en ese otro dios que nos puede dar reconocimiento, aceptación e incluso hasta una cierta forma de cariño.
Así es como vivimos, olvidando que cuando aceptamos a Jesús como nuestro Salvador, también nacimos de nuevo para una nueva vida.
Debemos quemar simbólicamente esos pequeños dioses que nos creamos para dar honra al Único y Verdadero Dios. Porque solamente Él nos puede dar la verdadera honra!
Daniel 3:15
Diego Acosta
Música: Neide Ferreira