En forma casi cotidiana podemos ver como hay hombres y mujeres que se adjudican a sí mismos, la condición de profetas.
Pareciera que más que de una condición se trata de un cargo, para diferenciarse del resto de los miembros de las congregaciones o del resto de los creyentes.
Si fuera que se consideran profetas, que respaldo bíblico tendrían?
Y si utilizaran profeta como un cargo, que respaldo bíblico tendrían?
Estas dos preguntas son tan importantes, como lo deberían ser las respuestas de quienes se presentan públicamente como profetas.
Jesús dejó rotundamente aclarado en el Evangelio de Mateo, la importancia que tuvieron los profetas en el Antiguo Testamento o en el Antiguo Pacto.
Podemos los hombres adjudicarnos de forma permanente la condición de profetas?
Es hora de pensar en nuestra comparecencia en el Juicio!
Qué argumentarán quienes se llaman a sí mismos profetas?
Deuteronômio 18:21-22
E se disseres no teu coração: Como conheceremos a palavra que o Senhor não falou?
Quando o tal profeta falar em nome do Senhor, e tal palavra se não cumprir, nem suceder assim, esta é palavra que o Senhor não falou; com soberba a falou o tal profeta; não tenhas temor dele.
Deuteronomio 18:21-22
Y si dijeres en tu corazón: ¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?;
si el profeta hablare en nombre de Jehová, y no se cumpliere lo que dijo, ni aconteciere, es palabra que Jehová no ha hablado; con presunción la habló el tal profeta; no tengas temor de él.
Diego Acosta / Neide Ferreira