La natural tendencia a disfrutar de lo bueno y evitar aquello que no nos gusta, nos aparta de las grandes verdades que se atesoran en la Biblia.
Es completamente natural que esto ocurra, pero no es propio de nuestra condición de hijos de Dios que perseveremos en este tipo de actitudes.
Recuerdo que un maestro enseñaba que muchas veces por evitar lo malo, lo que estamos haciendo es descuidarnos y permitir que las brechas se abran para que el enemigo las aproveche.
Una de esas grandes brechas no es otra cosa que la falta de conocimiento que tenemos de la Palabra de Dios.
Sabiendo como sabemos lo que afrontó Jesús en el desierto al ser tentado por el diablo, deberíamos comprender la importancia de conocer en profundidad el Texto.
Jesús respondió con firmeza a cada tentación con un pasaje bíblico. Que podríamos responder si no sabemos la Palabra?
Vanos serían nuestros argumentos y torpes nuestras explicaciones. Quizás solamente conseguiríamos demorar el triunfo del mal sobre el bien.
Y será en ese momento cuando mueran a las promesas del Eterno, quienes nunca se preocuparon en conocer la Biblia.
Esto debemos entenderlo como una responsabilidad personal, porque el interés primero debe demostrarse.
Estoy advertido, estamos advertidos!
Oseas 4:6
Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento.
Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio;
porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus
hijos.
Oseias 4:6
O meu povo foi destruído, porque lhe faltou o conhecimento;
porque tu rejeitaste o conhecimento, também eu te rejeitarei, para que não
sejas sacerdote diante de mim;
visto que te esqueceste da lei do teu Deus, também eu me esquecerei
de teus filhos.
Diego Acosta / Neide Ferreira