Envueltos como estamos en los afanes cotidianos, tendemos a olvidar las grandes cosas que ha hecho el Eterno en nuestras vidas y como las ha transformado.
Nos olvidamos por ejemplo del gran milagro de convertirnos en abuelo, que fue y sigue siendo uno de los grandes acontecimientos de los años que llevamos vividos.
Es muy importante que no perdamos de vista aquello que el Señor ha hecho para que cuando llegue el tiempo de reclamar algo, no nos olvidemos de todo lo que ya nos tiene concedido.
El dame-dame parece mucho más importante que nuestra actitud de dar de gracia lo que hemos recibido por gracia. Somos más pedidores que dadores de bendición!
A nuestra relación con el Señor la concebimos como una sucesión sin fin de pedido y otorgamiento, olvidando lo fundamental: Es el Eterno quien dispone finalmente con su Soberana Voluntad.
En la hora de quejarnos por no recibir lo que creemos que necesitamos, nunca nos olvidemos que el Plan superior para nuestra vida está por encima de aquello que reclamamos.
Sencillamente porque nunca podremos imaginar nada mejor para nuestra vida, que los Propósitos que el Señor tiene establecidos para cada uno de nosotros. Y entre ellos está el maravilloso de ser abuelo!
Lucas 12:48
Diego Acosta García