RIESGO

Una de las situaciones más complejas que podemos afrontar los seres humanos, es vincular las confrontaciones personales, con Dios.

Esta es una de mis mayores preocupaciones porque muy a menudo me encuentro con esta especie de dilema, que significa diferenciar los problemas de hombres y entre hombres, con lo relacionado con el Eterno.

Principalmente esta situación se plantea cuando por las razones que sea tengo un problema, de carácter personal, con alguien muy cercano.

La parte irracional de mi persona se rebela, sobre todo cuando creo que tengo razón en una discusión, pero tengo que ceder por una cuestión que hace a la jerarquía de la otra persona.

Entonces comienza mi conflicto interior y creo que Dios no ha sido justo conmigo y me ha abandonado.

Y es en ese momento cuando yo mismo me pongo en peligro, al no saber diferenciar que un problema con otro hombre, no tiene nada que ver para que se modifique mi relación con el Eterno.

Ser sabio en estas circunstancias es muy difícil, pero absolutamente necesario, para no agregar a un problema mundano, otro de tremenda gravedad espiritual.

En las cuestiones humanas, dejemos al margen al Señor, quién es nuestro verdadero socorro.

Esdras 9:10

ES – Pero ahora, ¿qué diremos, oh Dios nuestro, después de esto?

Porque nosotros hemos dejado tus mandamientos.

PT – Agora, pois, ó nosso Deus, que diremos depois disso?

Pois deixamos os teus mandamentos.

Diego Acosta / Neide Ferreira

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