SABER…?

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Por qué deseamos saberlo todo?

Por qué deseamos entenderlo todo?

Por qué nos afanamos en comprenderlo todo?

Hay difíciles respuestas para estos interrogantes. Mucho más cuando los relacionamos con Dios y con su Obra.

Sea quien sea el autor del Libro de Eclesiastés, lo cierto es que todas sus reflexiones nos dirigen a pensar en la inutilidad que tienen algunas de nuestras acciones.

Y una de ellas, especialmente, es la de tratar de entender con nuestra mente pequeña, lo que el Eterno ha hecho, ha Creado y sobre todo por qué lo ha hecho y por qué lo ha Creado.

Es bueno preguntarse, las razones de esta argumentación. Acaso no se nos ha dado el mandato de leer y estudiar la Biblia?

Siendo así, por qué el sabio judío que escribió el Predicador, nos anuncia que no es propio de los hombres tratar de entender todas las razones del Soberano?

Hay una contradicción en estos razonamientos?

Ninguna.

La Biblia no se contradice, se explica a sí misma.

Entonces deberíamos aceptar que sería imposible para la capacidad de un hombre, comprender cuáles han sido los Propósitos del Omnipotente.

Como se le dijo a Pablo, bástate mi Gracia!

Y en esa dirección debemos obrar. Si muchas veces no somos capaces de entender cuál es el Plan que el Padre tiene para nuestra vida, como pretendemos entender todo lo que constituye su Grandiosa e inabarcable Creación?

Obremos con humildad ante las cosas de Dios.

No pretendamos que nuestra mente finita, sea capaz de abarcar lo que el Eternal ha establecido.

Eclesiastés 8:17

Diego Acosta / Neide Ferreira

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