Para los creyentes la Biblia tiene el valor de ser nada más y nada menos que la Palabra de Dios. Para quienes lo niegan pero la estudian, la Biblia es un grandioso ejercicio de coherencia.
Esta visión de la Biblia nos obliga a una profunda reflexión acerca de cómo la leemos, como la interpretamos y sobre todo como la aplicamos a los distintos tiempos de nuestra vida.
La coherencia nos permite afrontar cada situación desde la perspectiva esencial de lo que nos manda y enseña el propio Dios a través de su Palabra.
Siendo así nunca nos encontraremos en la necesidad de tener que rectificar nuestras afirmaciones o modificar nuestras negaciones, porque siempre habremos sido fieles al espíritu de la Palabra.
Este ejercicio de vivir sin doble ánimo nos ayudará en la educación de nuestros hijos, en la fidelidad con relación a nuestro llamado, en el aporte para la fortaleza para nuestro matrimonio.
Nos alejará de los malos entendidos o de las cuestiones que puedan convertir a nuestras palabras en dudosas o contradictorias, según como hayan sido las circunstancias.
La Biblia nos enseña que tenemos un solo Camino, sin atajos ni desviaciones y es el único por el que debemos transitar para no equivocarnos y para poder vivir como hijos de Dios.
Santiago 1:8
Diego Acosta García