Han pasado casi cinco siglos desde el histórico momento en el que el monje Martín Lutero se rebelara contra la iglesia romana y planteara sus 95 tesis, que transformaron el mundo.
La Reforma es una realidad incontrastable pero necesariamente renovadora del concepto tradicional de Iglesia que tenemos los creyentes, para no caer ni en la rutina, ni los formalismos ni la desesperanza.
San Pedro en el Vaticano es el ejemplo constante que debemos de cambiar, para transformar la iglesia de los hombres en la Iglesia de Jesús, para no traicionar el Espíritu con que fue creada.
En este nuevo aniversario no importan mucho las palabras más o menos trascendentes que se puedan decir o escribir. Lo que verdaderamente hará perdurable la recordación es la renovación del Pacto con la Iglesia de Jesús.

Press SM – Diego Acosta García