Apelar a la memoria siempre es importante, porque supuestamente podremos aprender de nuestros errores como especie.
El 26 de Agosto de 1939, Adolfo Hitler ordenó invadir Polonia, sin declaración de guerra. La orden se cumplió en un día como hoy.
El pretexto utilizado fue tan nimio como terroríficas sus consecuencias.
El avance de las tropas que respondían al nazismo fue rápido y contundente. El ataque determinó que el 3 de Septiembre el Reino Unido y Francia declararon la guerra a Alemania.
Polonia sufrió la embestida por occidente de los nazis y por el oriente de los comunistas, a partir del 17 de Septiembre.
Los dos extremismos actuaron juntos, con los mismos métodos y con el mismo desprecio por la vida.
Recordar estos históricos primeros días de la Segunda Guerra, deberían ser una advertencia para que los hombres recordemos que cuando se pierden los límites y se desafían las normas, todo puede ocurrir.
70 millones de muertos acreditan esta afirmación.
6 millones de judíos acreditan el horror del Holocausto.
Jesús anunció que habría guerras y rumores de guerra. También anunció a los falsos profetas.
El fin vendrá cuando el Evangelio del Reino sea predicado en todo el mundo.
Mientras tanto hagamos memoria de cómo el hombre es capaz de generar su propia tragedia. Una tragedia que está viva en la memoria de más de las familias de los más de 70 millones de muertos.
Diego Acosta