En estos días se ha cumplido un nuevo aniversario del nacimiento de uno de los hombres más influyentes de la historia de la humanidad, pues se lo considera el precursor de la era científica moderna.
En los últimos años de su permanencia en su Cracovia natal en Polonia, fue cuando comenzó a desarrollar su interés y sus investigaciones con relación a la astronomía.
De esos estudios surgió su libro “De Revolutionobis Orbium Coelestium” cuya traducción del latín es: Sobre las revoluciones de los cuerpos celestes, que está considerado como uno de los mayores aportes al pensamiento científico occidental.
Este valioso documento recién se conocería un año después de su muerte en 1534. Copérnico profundiza en una idea que había sido expuesta por Aristarco de Samos.
Según esos estudios era el sol el que se encontraba en el centro del Universo y la tierra giraba alrededor a lo largo de un año, a la vez que giraba sobre su eje en un día.
Copérnico fundamenta la Teoría Heliocéntrica con esta afirmación: En medio de todo se asienta en su trono como si fuera sobre un dosel real gobernando a sus hijos, los planetas, que circulan a su alrededor.
Se rebatía así la creencia que los planetas giraban en torno a la tierra y lo hacían en círculo, en lugar de hacerlo en elipse como se proponía a través del estudio del médico polaco.
Enseñó en la misma universidad de Padua en la que alrededor de cien años más tarde, también trabajaría como docente Galileo Galilei, que habría de sufrir la enconada oposición de la iglesia católica romana a sus estudios.
Copérnico vivió en una época marcada por el comienzo de la Reforma en 1517 y por la acción de la Inquisición, impulsada por la iglesia romana. El libro de Copérnico fue colocado en el llamado Índice.
Este Índice era el de los libros prohibidos por la iglesia católica romana, donde fue incluido el texto del polaco entre 1616 y 1758. También Copérnico sufrió la oposición de los teólogos protestantes.
La historia de este hombre que alcanzó un prominente reconocimiento como astrónomo, tuvo en vida la distinción de ser reconocido como un médico preocupado por la vida de sus pacientes.

Diego Acosta García