SÉPTIMO MILENIO: EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS

En España desde hace varios días se comenta la situación del Alcalde de una población que ha participado en forma directa del robo de un supermercado.
Esta acción según el dirigente político tiene el propósito de ayudar a quienes pasan necesidades, dándoles alimentos para aliviar su situación. En principio es un buen argumento.
Pero, debemos preguntarnos: No es un Alcalde quién ha sido elegido para gobernar y aplicar la ley? Entonces: como puede violarla para ayudar a los necesitados?
Tal vez podríamos decir con una lógica elemental, que quién siendo funcionario jerarquizado al máximo, como es un Alcalde, puede ayudar a los demás renunciando a su sueldo y donando el salario.
Pero no ha sido así. Lo más grave es que sus compañeros de partido político, respaldan su actitud con lo que se está produciendo un auténtico vacío legal.
La clase política reclama desde hace años a la sociedad, porque se siente no respaldada según lo indican todas las encuestas. Pero la clase política ha perdido una extraordinaria oportunidad.
Esa oportunidad no es otra que la de haber respaldado masivamente a la ley y no a un dirigente político que amparado en su cargo, cometió hechos delictivos.
El fin no justifica los medios. E insistimos: si un dirigente político desea ayudar en forma directa a quienes lo necesitan, que renuncie a su salario y lo done. Pero desde sus fueros nunca debe violar la ley, con ningún pretexto.
Jesús les dijo a sus discípulos sobre el fin de los siglos: Mirad que nadie os engañe. No nos dejemos engañar por quienes bajo el pretexto de la ayuda, violan la ley cuando deberían guardarla y hacerla guardar.

Diego Acosta García 

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