Continuamente surgen novedades relacionadas con las graves acciones cometidas por quienes manejan los altos niveles de la economía mundial.
La manipulación alevosa y premeditada de las tasas de interés, reflejan hasta que punto existe un afán sin límites por lograr ganancias sin tener en cuenta sus consecuencias.
Tal vez podríamos decir que en determinados niveles de la economía, la frase de que “el fin justifica los medios” no solo es una frase recurrente, sino toda un manual de procedimientos.
Quizás tan grave como todo esto, es la falta de control que las autoridades ejercen sobre quienes violan sistemáticamente las más elementales normas de integridad.
Continuamente somos informados que las mismas personas que provocaron la penúltima crisis codicia desmesurada, no solo no han sido imputados por sus responsabilidades, sino que además se asignan grandes ganancias.
Mientras tanto millones de personas en todo el mundo sufren las consecuencias de estas actividades que parecen gozar no solo de la impunidad real, sino de la impunidad consentida.
La orgullosa City londinense está siendo conmovida por bochornosas evidencias de los procedimientos de algunos bancos, que manipularon las tasas del líbor y del euríbor.
Esta manipulación permitía bajar las tasas cuando los bancos necesitaban dinero y subir las tasas cuando los bancos deseaban colocar dinero en el mercado, para de esta manera obtener más beneficios.
Esta asombrosa manipulación no fue descubierta hasta hace poco tiempo y nadie es capaz de determinar durante cuántos meses o años, hemos estado siendo afectados por los bancos de inversión.
Para explicar la gravedad de estas maniobras de alteración de las tasas, podemos ejemplificar diciendo que quienes invirtieron en los planes de los bancos perdieron por las bajas tasas y los que pidieron créditos los pagaron más caros.
En síntesis: los únicos afectados fueron quienes de buena fe creyeron en los bancos e invirtieron o pidieron dinero, en la creencia que estaban haciendo operaciones basadas en principios de honradez y equidad.
Si todo esto es muy grave, no menos grave es la justificación que ha dado uno de los bancos londinenses acusado de estas prácticas, al señalar que lo habían hecho porque tenían la certeza que otros bancos también lo estaban haciendo.
El fraude es evidente, pero lo que no se advierte es la acción de las autoridades que deberían controlar estos desmanes que han costado mucho dinero a la sociedad en su conjunto.
Quienes son los responsables? Que penas se les aplicará? Cuáles son los bancos que han defraudado a sus clientes? Hasta cuando seguirán ocurriendo estos desmanes sin castigo?
Las respuestas corresponden a las autoridades, pero mientras tanto lo único que parece perfilarse como posible, es que se está trabajando en crear una autoridad europea en materia económica.
No es esto lo que se anuncia como señal del fin de los tiempos en Apocalipsis?
Fuentes: The Independent – Reino Unido
Diego Acosta García