Esta cuestión está provocando una auténtica convulsión en el país. Por un lado las mujeres que reclaman sus derechos y por otro, los sectores musulmanes más radicales se oponen a las libertades de las mujeres.
Un general de la policía y diputado islamista manifestó: A veces una mujer aporta el 100 por ciento de la situación para ser violada, cuando ella misma se coloca en esa situación.
Estas declaraciones reflejan la complejidad del problema en una sociedad donde la culpabilidad de las agresiones sexuales, generalmente es achacada a las mujeres por sus actitudes públicas.
Desde la caída del régimen de Mubarak, las fuerzas de seguridad fueron retiradas de los lugares públicos, especialmente las plazas, que pasaron a convertirse en lugar de consumación de agresiones sexuales.
Las mujeres buscan desafiar los tabúes sociales demandando la atención del gobierno, que se las niega. Reclaman la solución a un antiguo problema de la sociedad egipcia.
Algunos diputados islamistas han utilizado sus posiciones para hacer públicos algunos de los impulsos más patriarcales de la cultura tradicional del país y su hostilidad a que las mujeres participen en la política.
Algunos funcionarios declararon que las víctimas femeninas habían invitado a sus agresores para ser atacadas, por participar en protestas públicas. Se preguntan: Como una mujer puede estar en igualdad entre los hombres?
En la manifestación que recordaba el segundo aniversario de la revolución que derrocó al régimen de Mubarak, se registraron por lo menos 18 violaciones de mujeres, que debieron ser asistidas por los médicos.
Este episodio provocó que los diplomáticos occidentales se preocuparan por la magnitud del problema e incluso el propio presidente Morsi, dio muestras de interés.
El esposo de una mujer violada, para tratar de aliviar el estigma social que acompaña a las víctimas de agresión sexual, declaró: Mi esposa no hizo nada malo.
Según los observadores los ataques y su progresivo aumento, han puesto de relieve el fracaso del gobierno de Morsi y de la Hermandad Musulmana, para restablecer el orden social.
Especialmente cuando los aliados islamistas del presidente han formulado declaraciones en las que culpan a las mujeres, por las agresiones que sufren.
Estos episodios ponen de manifiesto la candidez de quienes en su momento calificaron de “primavera árabe” a los movimientos que acabaron con los regímenes en varios países musulmanes.
Fuentes: New York Times
Press SM – Diego Acosta García