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La categórica afirmación del primer ministro de Holanda, define con bastante realismo la situación que vive su país con los inmigrantes, especialmente los musulmanes.
El mes próximo los holandeses están convocados a elegir nuevas autoridades y en ese marco, esta rotundidad del jefe del gobierno, está dxirigida a aclarar su posición frente a cuestiones muy importantes para los ciudadanos.
Estas elecciones son cruciales para el futuro del país y la pregunta que hay es: En qué país queremos vivir? El primer ministro se pregunta: Cómo en unen un país tan próspero, algunas personas se comportan tan mal?
El partido del gobierno apoya la idea de compartir una olla de sopa con los vecinos si hay necesidad, pero respetando la libertad de los holandeses a seguir viviendo en las normas que tanto les ha costado ganarse.
Rute ha recordado el episodio protagonizado por un candidato a un puesto en la empresa de transporte público, que se negó a dar la mano a una mujer alegando que se lo prohibía su religión.
Ante ello ha exigido decencia común y recuperación de los patrones morales de comportamiento en los Países Bajos.
Agregó: Tenemos querebelarnos contra la gente que no tiene suficientemente claro nuestros valores, como por ejemplo los que violan las normas de tráfico, los banqueros que se quejan de sus bonificaciones y los recién llegados que abusan de la libertad para imponernos sus valores culturales. Eso irrita y genera la sensación de que Holanda está en sus manos.
Sorprendente mensaje del primer ministro holandés, que pone de relieve el realismo con el que debe manejarse al colectivo de inmigrantes musulmanes.
Diego Acosta