En los días finales de 2020 es necesario pensar en que estos difíciles tiempos que vivimos son una ayuda para prepararnos para tiempos más difíciles todavía. Confiemos en el Señor y en sus promesas! Diego Acosta – MENSAJE CONGREGACIÓN SÉPTIMO MILENIO
Nos quedan pocos días para terminar el año y es tiempo de analizar lo pasado y pensar en todo lo que hicimos y lo que dejamos de hacer.
Qué cosas podemos enmendar?
Qué cosas tenemos que perdonar?
Qué cosas nos deben ser perdonadas?
Muchas preguntas y poco tiempo para las respuestas. En lo que de nosotros dependa, no dejemos pasar ni un minuto en poner en práctica lo que sería bueno para acabar el año.
Fue un año bueno?
Complicado seguro, para algunos habrá sido el año del reencuentro con la familia, para otros, el de haber perdido precisamente la institución que Dios estableció.
Y también habrá quienes han llorado mucho por las dolorosas pérdidas, pero tanto unos como otros teniendo a Jesús en el corazón, todo habrá sido diferente.
Pensemos en quienes se rebelan, se resisten, niegan la existencia del Eterno y lo rechazan para sus vidas. Oremos por ellos y clamemos para que no nos ocurra lo mismo que a ellos.
El 2020 nos ha acercado al final de los tiempos. Y demos gracias por haber podido ser sus testigos.
Ya hemos vivido la mitad de 2020
y nos falta la segunda parte que debemos desear que sea el tiempo de mostrar los frutos de nuestra Fe. Pablo nos planteó esto:
que mostremos los frutos de nuestra fe que es poner el Amor en marcha
y pensar en servir al prójimo.